martes, 22 de diciembre de 2015

MICHEL FOUCAULT : EJERCICIOS ESPIRITUALES PARA MATERIALISTAS



Luis Roca Jusmet

 ( Artículo aparecido en el número 16 de la revista Cuestiones de filosofía, editado por la Universidad de Pedagogía y Tecnología de Colombia)

 Resumen

Se defiende una de las propuestas de Michel Foucault en sus últimos años: la de unos ejercicios espirituales para materialistas. Al respecto, se analiza la relación histórica que establece Michel Foucault entre filosofía y espiritualidad, y cómo la pérdida de la espiritualidad de la filosofía está relacionada con la influencia progresiva de la teología y no de la ciencia. También se esboza la noción de cuidado de sí, de ejercicios espirituales, desde la filosofía helenista y romana. A partir de la comparación de este planteamiento foucaultiano con el de Pierre Hadot, de quien tomara el término ejercicio espiritual para referirse a las prácticas de la filosofía antigua, se pueden contrastar sus planteamientos con los del espiritualista Hadot, y concluir que, en ningún caso, es posible entender que Foucault deriva en sus últimos años hacia alguna forma de espiritualismo. Tampoco es justo considerar que el planteamiento de Foucault se dirige hacia un dandismo de tipo esteticista. Michel Foucault siempre considerará el cuidado de sí en relación con los otros. Se trata, finalmente, de cómo equilibrar la ética con la política, es decir, el gobierno de sí y el gobierno de los otros, sin recurrir a ninguna trascendencia espiritualista.

Palabras clave: Cuidado de sí, Ejercicios espirituales, Ética, Michel Foucault, Pierre Hadot.



1. La filosofía como ejercicio espiritual

Espiritualidad es un término absolutamente impensable en la obra del Foucault anterior a los años ochenta; pero a partir del giro que da a principios de esta década, será un término que utilizará sin complejos; su influencia vendrá del término ejercicios espirituales, utilizado por Paul Rabbow y, sobre todo, por Pierre Hadot en sus estudios sobre las prácticas antiguas. La publicación del curso de 1982 del Collège de France será la clave para entender esta nueva problemática. Este curso Foucault lo tituló La hermenéutica del sujeto. Hay que constatar, de todas formas, que Foucault no considera que este desplazamiento implique una ruptura, sino que lo presenta como una nueva manera de analizar lo que siempre le ha interesado; en esta temática el hilo conductor de sus trabajos sería la relación entre el sujeto y la verdad. Foucault parte de una hipótesis fuerte formulada en el seminario anterior, que tituló, precisamente, Subjetividad y verdad; lo que afirma es que las raíces de nuestra concepción de la sexualidad no se encontrarían en la tradición judeocristiana, sino en las bases paganas (grecorromanas); por otra parte, sería también en esta época que comenzaría la subjetividad. En el mundo griego antiguo la ética se entendería como forma vida, no como relación con uno mismo, que es el significado que le da Foucault a la noción de sujeto moral.

Foucault considera que en Grecia el conócete a ti mismo aparece siempre vinculado al cuídate a ti mismo. Sócrates es el iniciador de una consideración en la que hay que conocerse para ocuparse de uno mismo. La finalidad del autoconocimiento es, de esta manera, práctica; este planteamiento está presente tanto en la filosofía antigua como en los inicios del cristianismo. La noción griega es la de epitemelia heautou e implica varias cosas: una actitud con respecto a uno mismo, con respecto a los otros y con respecto al mundo; es también una manera de atención y de mirada, se trata de trasladarlas hacia uno mismo para transformarse. Esta transfiguración se hace a través de unas acciones y de unas prácticas que denomina ejercicios espirituales. Esta es la espiritualidad de la filosofía para Foucault, la que hace del conocimiento una forma de cambio interno. La manera como la verdad transforma al sujeto en la filosofía antigua (recordemos: griega, romana y cristiana) tiene en Sócrates y en Platón la forma de iluminación a través del amor; pero también puede entenderse como un trabajo, y aquí es donde sitúa Foucault los ejercicios espirituales que proponen la filosofía helenística y romana.


LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES DE MARCO AURELIO





La ciudadela interior


Pierre Hadot
Prólogo de Arnold I.Davinson
( Tradución de María Cucurella Miquel)
Barcelona : Alpha decay, 2013

 Escrito por Luis Roca Jusmet

 En el imaginario cinematográfico de mi generación, Marco Aurelio era el gran actor inglés Alec Guinnes, uno de los protagonistas de La caída del Imperio Romano. En el imaginario de nuestros jóvenes es otro gran actor, igualmente inglés, Richard Harris, en Gladiator. Siempre la misma imagen, la del emperador-sabio que sucumbe frente al hijo perverso. Marco Aurelio es, para Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, el ejemplo del desastre al que conduce el filósofo-rey de Platón. No sabemos si hay que entender irónicamente o literalmente el elogio a la sinrazón de uno de los precursores de la racionalidad moderna y como hay que interpretar este juicio sobre Marco Aurelio. El lúcido y amargo Cioran, finalmente, nos dice en uno de sus aforismos que prefiere el escepticismo de un Emperador ( Marco Aurelio) que las propuestas de un soñador ( Nietzsche). Muchos han sido los análisis del que quizás fue el único Emperador-filósofo: Marco Aurelio. Nos llega con este libro un estudio sobre sus meditaciones, en el contexto de la época y del escritor, que serán dificilmente no ya superadas sino tan siquiera igualadas. El autor, uno de los grandes filósofos franceses del último tercio del siglo XX: Pierre Hadot.
 Pierre Hadot nació en 1922 y murió en 1920. Es un estudioso excepcional de la filosofía antigua que ha defendido que hay que entenderla no como un discurso sino como una forma de vida. La teoría se justifica por una práctica. Hay que saber pensar para poder pensar bien. Hay que saber actuar para poder actuar bien. La palabra que Hadot considera más adecuada para esta comprensión de la la filosofía era la de ejercicio espiritual. Sin connotaciones religiosas, ni tan solo espiritualistas, la filosofía se entiende así como una transformación interna profunda y global, no solo como un ejercicio intelectual. En este sentido hubo una proximidad en su última etapa con Michel Foucault, cuya prematura muerte impidió un debate que sin lugar a dudas hubiera sido apasionante y fecundo.
Lo primero que hay que saber para entender un texto es cual es la intención y a partir de aquí ver como podemos actualizarlo.Para Hadot está claro : la meditaciones petenece al género de lo que los antiguos llamaban hyponnemata, que quiere decir escribirse o hablarse a uno mismo. Nos podemos preguntar para que escribe uno para sí mismo. Los diarios pueden servir como un ejercicio estilístico o como una forma de autoconocimiento. Pero no es éste el sentido del que hablamos. De lo que se trataba es de escribir unos dogmas, los propios de la escuela estoica, para recordarlos de manera permanente, para tenerlos siempre presente. Como una especie de guía práctica que Marco Aurelio escribía para sí mismo, pero siempre desde la escuela a la que pertenecía, el estoicismo. No se trata de ser original ( no hay que crear conceptos, como decía Deleuze) sino de vincularse a una tradición. Esta tradición tiene unos fundadores, que son Zenón y Crisipo, el siglo III A.C. En Atenas. Su lema : vivir de acuerdo con uno mismo, de una manera coherente. Pero este uno mismo no es el yo singular, sino la Razón Universal. Hay unas reglas establecidas, unos dogmas que hay que aceptar, que son los de la escuela a la que se pertenece: el estoicismo. Lo que cambia de un filósofo a otro es el estilo personal, la manera de enseñar o la presentación de la doctrina. El estoicismo nace como fusión de la ética socrática, ka física heraclitiana y la argumentación aristotélica. Parte de la Unidad de todas las cosas marcadas por una Lógica ordenadora. El filósofo aspira a la perfección moral, a la sabiduría. Quiere hacer siempre lo más verosímil y lo más correcto. El discursos teórico sirve para orientar la acción porque su finalidad es práctica.

martes, 15 de diciembre de 2015

LA VERDAD Y EL DELIRIO

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Escrito por Luis Roca Jusmet

 Si la alucinación se da en el terreno perceptivo, entonces podemos considerar que, por definición, es falsa. ¿ Qué es en realidad una alucinación ? Tanto Merleau-Ponty cuestionan la definición de que es una percepción sin objeto. Este planteamiento no es correcto justamente porque el sujeto que alucina tiene una percepción de un objeto diferente de la de los otros. Entonces podemos afirmar que la percepción común es la que se corresponde con el sistema sensorial humano. Y aunque esta sea parcial, de alguna manera se corresponde con el mundo, es decir se adecua a él porque si fuera de otra manera no podríamos sobrevivir en él, puesto que la información que recibiríamos nos impediría adaptarnos al medio. Diríamos entonces que cualquier especie tiene un sistema sensorial que parcialmente capta el entorno en el que se mueve. Pero la percepción se da, como la alucinación, en el terreno de lo iamginario, al igual que el mimetismo que nos permite adaptarnos al entorno. Lo compartimos con los animales.
 En el caso humano tenemos otro registro, que es el simbólico. Es el que nos convierte en un ser parlante y es por tanto el que convierte su percepción en una proposición. Una proposición que en la que afirma o niega algo, es decir en la que se formula un juicio. Esta es la concepción de verdad que heredamos de Aristóteles, o como mínimo de sus intérpretes, que van de la escolástica al positivismo. Y esta proposición, para considerarse verdad, la comparamos con la percepción común. Percepción común que quiere decir la percepción de cualquiera, no de un grupo concreto que podría estar atrapado en una alucinación colectiva. El que alucina, aunque su sistema sensorial le da la misma información que a los otros, sustituye este objeto por otra imagen que produce su mente y que colocaría en el lugar del objeto de la percepción. Por lo tanto la alucinación no sería un error, porque para hablar de error deberíamos considerar coordenadas comunes. Tampoco una falsedad porque no hay una intención de engañar. La alucinación es una locura perceptiva, por decirlo así. 
 Cerramos entonces el circulo sobre la verdad. Lo cerramos porque como decía Frege la idea de verdad es axiomática. Planteamos la verdad como adecuación porque consideramos que aquello de lo que tenemos percepción, es decir experiencia, es verdadero. Pero es que no tenemos otra salida. 
 No la tenemos porque el camino opuesto sería el de Nietzsche, que es el de considerar toda verdad como ficción.

viernes, 11 de diciembre de 2015

LA VERDAD Y LA ILUSIÓN



Escrito por Luis Roca Jusmet

Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza. Va de la vida a la muerte. Hombres, animales, ciudades y cosas, todo es imaginado. Es una novela, una simple historia ficticia. Lo dice Littré, que nunca se equivoca. Y además, que todo el mundo puede hacer igual. Basta con cerrar los ojos. Está al otro lado de la vida.

                                                                                                    Louis Fedinand Céline  

   En  un condensado texto Julián Marías reflexiona sobre el significado de la palabra ilusión en la lengua española. En él plantea diferentes sentidos del término, extraídos tanto de la tradición filosófica como de la literaria:
 1) El término ilusión tiene varios significados pero el que acaba dominando es el de engaño.
  2) En nuestra lengua hay un añadido lingüístico que enriquece el concepto al vincularlo a un sentido positivo: entusiasmo, víspera de gozo (por utilizar la expresión poética de Pedro Salinas). 
 3) Hay siempre una perspectiva de futuro en el sentido de ligarlo a un proyecto, que es lo genuinamente humano. En la anticipación hay siempre una recreación.
  4) La ilusión se presenta como una realización proyectiva del deseo y hay por lo tanto una relación complementaria entre ambos conceptos. Hay una sucesión temporal en la que la ilusión es siempre posterior al deseo. Podríamos definir la ilusión como un deseo con argumento. Siempre hay que tener en cuenta que deseo e ilusión  pertenecen a diferentes planos y que el desenlace de la relación entre ambos puede llevar a la desilusión. 
 5) La ilusión también se vive como referida a una ausencia: es una incitación a que se manifieste algo que está ausente y por lo tanto exige como resultado satisfactorio la presencia del objeto.
  Julián Marías presenta además como ejemplificación de esta proceso la obra de Pedro Calderón de la Barca La vida es sueño, donde los dos términos (vida/sueño) no se presentan como antagónicos, tal cómo lo aparecerían en sus significados más convencionales. Más bien hay que entenderlos como una paradoja  que apunta al enigma de la condición humana. Los sentidos tercero y cuarto tienen relación con la fantasía en el sentido del capítulo anterior, por lo cual me remito a lo ya dicho. El quinto sentido es muy complejo y está en relación con todo lo que hemos planteado sobre  los restos de la percepción y como estos se transforman en fantasía.. El segundo sentido hay que mantenerlo para no olvidarnos que la ilusión es siempre una búsqueda de gozo.
 Queda sobre todo el primer sentido, que es el de la ilusión entendida como engaño o autoengaño. Pero sin perder de vista su relación con las ideas de proyecto, deseo, gozo y ausencia. Hay un autoengaño que crea unas falsas expectativas. Desde el deseo distorsionamos la realidad y aparece por tanto como un obstáculo cognitivo.
 Julián Marías coincide aquí en su análisis de la ilusión con lo que plantea Sartre referido al imaginario. Ello en el triple sentido que la vincula al engaño, al proyecto orientado por el deseo y a la ausencia. Podemos incluso hacer un paralelismo inesperado con Lacan cuando Julián Marías relaciona ilusión con la exigencia de la presencia del objeto y la satisfacción consiguiente. Para Lacan la frustración se ubica exclusivamente en el registro imaginario, como plantea en su seminario sobre las relaciones de objeto. Considera  que nos sentimos frustrados cuando nos falta un objeto real que está ausente y que lo deseamos  presente. Éste es precisamente el fenómeno que genera la ilusión. 
 Si nos referimos a la tradición psicoanalítica hay que volver  al viejo Freud. Trata el tema de la ilusión en un escrito tardío, donde lo define de una manera muy precisa: “Una creencia que está motivada, sobre todo, por el anhelo de cumplir un deseo, prescindiendo de su relación con la realidad, de la misma manera que la ilusión renuncia a cualquier garantía de realidad”.Aparece, de esta manera, como la realización imaginaria de un deseo infantil inconsciente. Cómo tal es indestructible y sostiene con su energía todo lo que queremos a lo largo de nuestra vida. La ilusión, según Freud, está cerca del delirio, aunque se diferencia de éste en que la primera es más simple y no se manifiesta en abierta contradicción como el segundo. Una ilusión no es un error, ya que no señala una falsedad desde el punto de vista fáctico, pero tampoco es una imposibilidad lógica, ya que es tan irrebatible como indemostrable.
 Si salimos del psicoanálisis para volver a la tradición filosófica es quizás Clemence Rosset, el autor que ha elaborado de la manera más original la contraposición entre las nociones de realidad y de ilusión. Este planteamiento lo inicia  Rosset con un libro titulado Lo real y su doble, que precisamente subtitulará Ensayo sobre la ilusión Los humanos, dice, tenemos poca tolerancia con lo real y éste se vuelve insoportable cuando nos resulta excesivamente desagradable. Entonces rechazamos lo real de diversas maneras. Lo hacemos en el límite con soluciones trágicas, que van de la autoaniquilación física (el suicidio) hasta la destrucción mental (la psicosis).
 Pero hay también una solución de compromiso, menos trágica y que consiste en la  pérdida parcial de lo realidad insoportable a través de la represión. Recordemos a Freud cuando nos habla de que no solo hay pérdida de realidad en la psicosis sino también en la neurosis.. Rosset, en este texto, estudia una manifestación sofisticada y opaca de la ilusión que es la que él llama la creación de un doble, que es la elaboración de una percepción inútil (aunque errónea). No hay que considerar aquí el doble como el fenómeno anómalo y patológico propio de la esquizofrenia sino de algo mucho más común y cotidiano. El estudio se centra  entonces en las manifestaciones culturales a través de las cuales se manifiesta este fenómeno: la ilusión oracular (vinculada a la tragedia griega), la ilusión metafísica (propia de las filosofías idealistas) y la ilusión psicológica ( que es la del hombre y su doble). El análisis de Rosset  tiene un planteamiento que me parece algo forzado, ya que de lo que nos habla es de construcciones culturales que considero que tienen un carácter muy parcial, aunque vale la pena entrar en algunas de sus sugerencias.
  La ilusión oracular de la que nos habla no es de lo que parece, que es la de una supuesta capacidad de predicción del futuro, sino una implacable afirmación del carácter necesario y asfixiante del presente, de lo que ocurre ahora. No hay nunca un doble del acontecimiento porque la realidad es idiota; esta palabra, si nos remitimos a su etimología griega quiere decir  simple, singular y por tanto insignificantemente, absurdamente única.
  Pasamos a continuación de la ilusión oracular, que sería un doble del acontecimiento, a la ilusión metafísica, que nos lleva a duplicar lo real. Este mecanismo funciona creando Otro mundo que se considera más real que éste. El planteamiento, evidente en el cristianismo, nos remite desde la tradición filosófica a Platón. Esta ilusión nos llevaría a afirmar que lo real no tiene un sentido propio, sino en que hay que buscarlo en otra parte. Lo real inmediato y físico, desde el discurso platónico, se considera como el un remedo engañoso de otro más perfecto, al que sólo podemos acceder a través de la razón y que es la que le da sentido. El pensamiento metafísico se funda en un rechazo visceral de lo presente, que solo puede ser visto como la representación de Otra Cosa, de Otro Mundo.
 De la ilusión metafísica pasa Rosset a la ilusión psicológica en la cual el yo es visto como el doble de otro, pero ésta me parece una especulación demasiado artificiosa para desarrollarlo aquí.
  Lo que me interesa recoger de Rosset es la función que atribuye a la ilusión como protección frente a lo real. Rosset sigue aquí la línea de Freud al considerar que lo ilusorio no es un error sino  la proyección improbable de un deseo. Pero le da un giro al plantear que la ilusión representa no sólo una escapatoria frente a lo real sino también una defensa frente a ella. La ilusión de la que hablamos no es la generada por los sentidos, ya que si fuera éste el caso entonces quedaría reducida a un error perceptivo o de juicio. Todas las formas de contestación de lo real, plantea Rosset, sean las de ayer o las de hoy, se apoyan de diferentes formas en un doble ideal.

jueves, 3 de diciembre de 2015

LA VERDAD



  Luis Roca Jusmet

 La concepción más consensuada de la verdad es la que plantea Aristóteles. Es la concepción de la verdad como adecuación. Se trata de considerar a la verdad como una propiedad de nuestro juicio sobre el mundo. Lo cual significa que la verdad reside en nuestra capacidad para captar el mundo, sus hechos y sus procesos. Cuando lo que pensamos se corresponde con lo que hay entonces hay verdad en nuestro pensar. Las cosas son lo que son y la verdad o falsedad radica en la manera como lo captamos. De aquí pueden surgir muchos matices. El pensamiento puede reducirse al lenguaje y entonces es en nuestros enunciados, en nuestro decir donde radica la verdad. También podríamos entender el mundo en el sentido fenoménico ( que significa la manera como aparece a los humanos) o en el sentido estricto ( el mundo es tal como aparece). Incluso la versión kantiana se puede incluir en este planteamiento.
  La pregunta radical es, por supuesto, como podemos acceder al mundo al margen del lenguaje y del pensar, ya que si se trata de una adecuación de este con el mundo entonces debe haber una manera de captar el mundo más allá del pensar del decir. La única vía es la de la experiencia. ¿ pero que entendemos por experiencia ? ¿ No está la experiencia ya transformada por el pensar y el decir ?
Por supuesto que sí. Esto significa que la adecuación es siempre fenoménica, es decir que no podemos caer nunca en un realismo ingenuo. El realismo debe ser crítico y hemos de partir que la verdad es siempre una verdad humana, a escala humana.
 Nietzsche introduce una serie de elementos interesantes aunque su conclusión es errónea. Elementos que todos ellos se incluyen en su perspectivismo. Se trata de entender que nos movemos siempre en una perspectiva humana que esta determinada por el cuerpo y por el lenguaje. El cuerpo es nuestra antena por el campo perceptivo que define. Cada especie tiene un campo perceptivo limitado que capta una información particular del mundo. Por otra parte tenemos el lenguaje, que es una construcción simbólica arbitraria de significaciones sobre el mundo. Finalmente una relaciones de poder que determinan lo que se considera el saber, por lo tanto, la verdad. La conclusión es que la verdad es una ficción. No estoy de acuerdo.
 Lo que podemos aceptar del planteamiento de Nietzsche es que la verdad es una construcción simbólica humana, y por tanto se inscribe en una perspectiva humana. Pero ya lo dijo Kant cuando estableció la diferencia entre el fenómeno y el noúmeno. No es un planteamiento original. Esta construcción no es únicamente fenoménica sino que es también cultural. En este sentido lo único que podemos matizar de la afirmación de Nietzsche es que aunque la lengua sea fundamental en esta construcción cultural de la verdad no es cierto que cada lengua sea una interpretación del mundo. únicamente si comparamos lengua radicalmente diferentes estos es parcialmente cierto, como argumentó Chomsky al señalar las estructuras innatas de cualquier lengua. En este sentido estamos condicionados por la lengua como estructuración simbólica de la verdad y esto se concreta con matices en cada lengua.Yo hablaría, siguiendo a Castoriadis, de un imaginario social de la verdad.

sábado, 28 de noviembre de 2015

EL SABER DELIRANTE




 Escrito por Luis Roca Jusmet

 Fernando Colina ( psiquiatra crítico inlfluenciado por el psiconanálisis publicó el año 2007 un libro titulado El saber delirante ( Editorial Síntesis). 
  Colina acalar que va a hablar del delirio del psicótico.En primer lugar nos plantea que aunque el delirio es un síntoma hay que entender este término como la referencia a una defensa que produce un goce. Defensa contra la angustia y la devastación psíquica, y por tanto como una reconstrucción discursiva que tiene una lógica. El delirio es por tanto algo a lo que se aferra el sujeto para evitar un mal mayor. 
 ¿Cuál es la frontera del delirio, se pregunta ? Por una parte es importante que constatemos la configuración histórica del delirio. Es decir que lo que se considera delirio en un contexto no se considera en otro ( tiempo y/o lugar). La religión, para Freud, era un delirio, Y los mismos neuróticos reconstruyen a su modo el mundo. ¿Eliminamos entonces la noción de delirio en el este marco de relitivización ? Colina da cuatro criterios aproximativos para identificar un delirio, aunque tampoco los considera definitivos. El primero es la certeza. El que delira nunca duda de su delirio. La segunda es que las ideas delirantes rompen con la realidad. La tercera es que el que delira rompe los lazos sociales. La cuarta es el carácter autorreferencial, en el que el delirante es siempre el protagonista de su propio delirio. Estas condiciones, en su conjunto, parecen necesarias peor no suficientes. Sobre todo porque el punto central, que es el dos, es siempre problemático. ¿ Qué es la realidad ? En todo caso el delirio del psicótico implica siempre la autorreferencia de su soledad, la construcción de un discurso en el contexto de la devastación psíquica y el goce narcisista del delirio.
 El delirio es diferente de la alucinación. El delirio es discursivo, es una interpretación de los hechos mientras que la alucinación es perceptiva, lo que quiere decir que sustituye el hecho real por uno imaginario. Ninguna d elas dos presupone necesariamente la otra. 
 El delirio tiene una lógica impecable. Busca, de hecho, una lengua totalmente lógica, matemática. hay una especie de voluntad de verdad. Esta es la cuestión, la de la verdad que puede haber en el delirio.
 Pero si hablamos de la verdad que puede contener un delirio es importante que sepamos la mentira que contiene la ilusión. Y la ilusión, el espejismo colectivo puede conducir a un discurso colectivo que es delirante. 
 Quizás una diferencia entre el delirio del psicótico y el del no psicótico es que el primero es individual y el segundo es social. Este es, por lo menos, un tema para pensar.

lunes, 23 de noviembre de 2015

¿ ES LA VERDAD UNA FICCIÓN ?



Escrito por Luis Roca Jusmet

Voy a hablar de la primera de las cinco conferencia que dio Michel Foucault en Río de Janeiro, el año 1973, bajo el título genérico de "La verdad y las formas jurídicas".
  La cuestión que plantea esta primera conferencia es la siguiente : ¿ Cómo se forman, a partir de unas prácticas sociales, los ámbitos del saber ? la hipótesis es que estos ámbitos del saber generan formas de subjetividad.
 El caso concreto que quiere analizar es cómo se forma en el siglo XIX una concepción del hombre basado en las prácticas sociales de control y vigilancia.  Hay una consideración del discurso como un juego estratégico, un juego de poder. A partir de aquí Foucault quiere reelaborar una teoría del sujeto.
 Podemos plantearnos, dice, dos historias de la verdad. La primera es una historia que se regula a partir de sí misma. es la historia de la verdad tal como se formula en la historia de las ciencias. Pero la verdad se constituye también desde su exterioridad, desde prácticas sociales que le son ajenas. Por ejemplo, en las prácticas judiciales. Más en concreto en el derecho penal.
 Pero lo que más me interesa de la conferencia es su referencia a Nietzsche como inspirador de su método genealógico. Si rastreamos la influencia de Nietzsche sobre Foucault encontramos precisamente en su concepción de la verdad una influencia clara y directa. En otro texto breve titulado Nietzsche, la genealogía, la historia, publicado en 1971, ya se apunta explícitamente esta influencia desde otros textos. Estos son diversos : La Gaya ciencia , El viajero y su sombra, Humano, demasiado humano , Aurora, Consideraciones intempestivas .Pero también los más tardíos : La genealogía de  la moral, El crepúsuculo de los ídolos... La idea fundamental es contraponer el método genealógico al método histórico convencional. No hay inicio de las cosas, hay procedencias : azares contrapuestos, interactivos, que desencadenen procesos. Pero las procedencias están enraizadas en los cuerpos, se inscriben en ellos. Desde determinadas correlaciones de fuerzas entre los cuerpos emergen acontecimientos nuevos.No hay identidades, solo máscaras.

jueves, 19 de noviembre de 2015

EL DELIRIO






  Lejos de ella  /la locura/  sea un insulto para la libertad, es su más fiel compañera, sigue su movimiento como una sombra. Y el ser del hombre, no sólo no puede ser comprendido sin la locura, sino ¿qué no sería el ser del hombre si no llevara en sí la locura como el límite de su libertad ?  
                                                  Jacques Lacan

   Este escrito trata del delirio. Comenzaré por el riguroso estudio que el filósofo italiano Remo Bodei elabora sobre el tema,cuestionando radicalmente la tópica polarización convencional entre racionalidad/irracionalidad (delirio, locura). Lo que reivindica Bodei es que detrás de cualquier delirio siempre hay una lógica que tiene como función la reconstrucción de un psiquismo devastado.
Con ello  quiere sustituir el despedazado mundo mental anterior por algo nuevo que tenga una coherencia, aunque sea la del delirio. A medida que éste avanza como un alud psíquico el sujeto se aferra a él como a un clavo ardiendo. En su deriva va aumentando, paradójicamente, la certeza que tiene el sujeto a partir su propia reconstrucción delirante. Esto es lo que le hace atrincherarse cada vez más en su discurso y defenderse desde la falsa evidencia de la certeza absoluta. El delirante puede tener intuiciones muy agudas pero siempre las sobreinterpreta, de forma que la inteligencia, sin desaparecer, se pone al servicio de una lógica interna sin fisuras. La paranoia es el ejemplo paradigmático de este proceso, ya que en ella se quiere mantener la integridad del yo sosteniéndolo con sus identificaciones imaginarias que cierra herméticamente. De esta manera va transformando su angustia en una acusación contra un mundo externo que se presenta amenazador, como un Otro perseguidor. El filósofo italiano analizará otros aspectos específicos del delirio: su carácter metafórico, no reconocido como tal por el sujeto del delirio; la lógica excesivamente simétrica, rígida, donde pueden confundirse registros diferentes, con unos conceptos hiperinclusivos (que incluyen aspectos no convencionales  a los que se llega por una asociación  puramente subjetiva que resulta totalmente arbitraria para los otros.).
  Hay una gran afinidad entre este planteamiento y el del psicoanálisis, en el que en buena parte Remo Bodei se ha inspirado. Freud ya decía que hay en el delirio un núcleo de verdad. y en esta misma línea Lacan lo concibe como una reconstrucción simbólica del psicótico para defenderse de una devastación psíquica total. Lacan, que ya antes de descubrir el psicoanálisis había trabajado desde la psiquiatría el tema de las psicosis, plantea una elaboración teórica muy rica, efectuada desde la clínica, que abarca desde sus primeros estudios sobre la psicosis paranoica hasta sus últimos trabajos sobre Joyce. Sus referencias teóricas son su Seminario III (“Las psicosis”) y el texto “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis” y las dos  tienen como base el análisis freudiano de las Memorias de Scherber. Pero cuestiona que la construcción paranoica sea una defensa contra el deseo homosexual y no de la devastación psíquica a que conduce la psicosis. Lo que Lacan aprovechará de Freud será más la letra pequeña que las conclusiones.  Pero también continuará el proyecto, más o menos explícito en Freud, de explicar la psicosis a través de un mecanismo específico diferente de la represión (que es el propio del neurótico) y del la negación (específico del perverso). El psicótico experimenta fenómenos elementales que podríamos incluir inicialmente en el registro del imaginario (voces y alucinaciones) pero que adquieren sentido a partir  del discurso  que hay detrás,  que pertenece a lo simbólico y  por lo tanto al lenguaje. La estructura clínica psicótica se forma a partir de un mecanismo específico, que es el de la forclusión, que literalmente quiere decir la prescripción de una investidura, lo cual quiere decir que el sujeto queda privado de entrar en el orden simbólico, ya que esta inscripción es producto de la sustitución del significante del Deseo de la Madre por la metáfora paterna del Nombre-del-Padre.

domingo, 15 de noviembre de 2015

LO SIMBÓLICO Y EL IMAGINARIO : NIVEL EPISTEMOLÓGICO


Escrito por Luis Roca Jusmet

 Desde que desde los años 30-40 del siglo pasado  Ernst Cassirer empezó a dar importancia a lo simbòlico y Sartre y Lacan al imaginario, se han desarrollado toda una serie de elaboraciones y debates sobre el tema que han sido tan sugerentes como confusos. Sugerentes porque han abierto nuevas vías de análisis y confusos por las ambigüedades conceptuales y terminológicas en que se han dado. Pero un problema añadido en la mezcla de niveles en que se dan los trabajos y las discusiones. Por ello me parece fundamental diferenciar los tres niveles en que se efectúan :
1) Nivel epistemológico. Aquí se trata de entender lo simbólico y el imaginario como formas de conocimiento del mundo.
2) Nivel psíquico. Aquí se trata de entenderlos como registros diferenciados de nuestro psiquismo.
3) Nivel social. Hablamos aquí de lo simbólico y del imaginario como campos de lo social.
 A nivel epistemológico tenemos el imaginario entendido como el conjunto de imágenes mentales. Una imagen mental es una representación concreta de una percepción o una mezcla de imágenes mentales que proceden de percepciones. En esto seguimos a Hume y a Freud, que decía que todas las representaciones provienen de percepciones.Sartre critica a Hume por lo que llama la ilusión inmanentista, que considera que la imagen es siempre un resto de una percepción. Para Sartre la imagen es la conciencia de un objeto mental. Pero esto es precisamente la ilusión de la conciencia intencional como característica de lo psíquico en la que caen los fenomenólogos. De la misma manera podemos criticar a Sartre en la medida en que considera que el imaginario no tiene que ver con la percepción. Para él lo único que importa en la percepción, aparte de la información sensorial, es la Gestalt 
( configuración según leyes propias del proceso perceptivo) y la atención. Pero lo cierto es que la percepción es una imagen que captamos y que reconocemos a partir de nuestro imaginario lingüístico, que es la red de significantes que tenemos en la memoria llamada declarativa. Esta es una aportación del psicoanalista Ansermet y del neurocientífico Magistretti de que las imágenes que tenemos como resto de las percepciones son significantes. lo son porque o bien porque son representaciones de una imagen ( sea visual, sonora o táctil) o lo son de una palabra ( que es una imagen sonora o visual, según sea oral o escrita). 
 Si lo planteamos a nivel de conocimiento tenemos entonces que los significantes o lo son de imágenes o de conceptos. Para Castoriaidis es lo que llama significaciones imaginarias o lógicas. las primeras son un magma y las segundas están estructuradas lógicamente. Esto plantea varias problemáticas. Una es la del estatuto del concepto. Para Castoriadis el concepto es una derivación de la imagen basada en una ontología conjuntista-identitaria. Para Spinoza, en cambio, el concepto es lo que nos permite captar la esencia formal de un modo finito de existencia. por lo tanto el concepto es un grado superior de conocimiento con respecto a la imagen, porque la imagen sería la representación concreta de la percepción ligada a un afecto, es decir una idea inadecuada y el concepto implica conocer la esencia formal de una cosa singular, es decir sus propiedades, por lo que estaría por encima del concepto. 

sábado, 14 de noviembre de 2015

EL IMAGINARIO Y LO SIMBÓLICO




Escrito por Luis Roca Jusmet

  Los términos simbólico e imaginario empiezan a adquirir prestigio a partir de los años 40. Pero lo hacen de manera independiente. Por una parte tenemos al filósofo alemán neokantiano Ernst Cassirer que elaborará una teoría de lo simbólico como lo específicamente humano. El Logos aristotélico será el símbolo. Cassirer partirá de concepciones biológicas para definir el animal no humano como encadenado a un círculo funcional. El animal se adapta a partir de unas pautas reactivas ( podemos llamarle instinto) que le hacen reaccionar de una manera concreta delante una señal. Si es capaz de aprender ( no todos los animales tienen esta capacidad) entonces incorpora nuevas pautas frente a nuevas señales. El caso del hombre es diferente. El hombre es un animal prematura, deficitario instintivamente, pero que tiene la capacidad de inventar símbolos, que son representaciones abstractas de las cosas. Estos símbolos serán la mediación entre él y el mundo. El hombre no vivirá de manera inmediata como el resto de animales sino de forma mediata. Su percepción será a través del símbolo, cuyo significado es el concepto, que le permite significar el mundo y desde este significado distanciarse de él. Su acción será también mediata porque el concepto le permite distanciarse de la respuesta automática y decidir de manera reflexiva. El caso de la niña sordomuda Hellen Keller y su impresionante historia le permiten a Cassirer explicar el paso de humanización a través del símbolo. Desde el símbolo el ser humano estructurará sus formas de relación con el mundo : filosofía, mito, religión, ciencia. El lenguaje será la base de todo ello, ya que es propiamente lo simbólico. Podemos concluir que para Cassirer lo simbólico es entonces algo social y algo individual. La sociedad construye sus símbolos y los individuos los interiorizan. Los humanos hacemos los símbolos y los símbolos nos constituyen como humanos.
 Paralelamente a esta elaboración hay en Francia dos pensadores que tratan sobre el imaginario en un sentido diferente de como se había tratado, que era el producto de la imaginación. Son el filósofo Jean-Paul Sartre y el psiquiatra Jacques Lacan. Para Sartre lo imaginario es un campo que tiene que ver con el conocimiento de lo que llama los objetos mentales ( frente a la percepción que sería el de los objetos físicos) y tiene que ver también con el mundo de los posibles que constituye la base de la libertad humana. Somos libres porque podemos imaginar diferentes opciones de acción. Lacan formulará su teoría sobre lo imaginaria antes del retorno a Freud y a recibir la influencia de la teoría del signo lingüístico de Saussure y el planteamiento estructuralista de Levi-Strauss.El imaginario tiene que ver con la imagen especular que vemos en el espejo y que nos da una imagen de completud que todavía no tenemos. El imaginario tiene que ver con el narcisismo, con la relación con el otro como semejante y nuestra afirmación delante de él. Con el narcisismo, en definitiva, como imagen propia y del otro. pero posteriormente, en 1953, Lacan dará la conferencia sobre los tres registros y será el primero que ligará lo imaginario con lo simbólico. hay entonces una influencia progresiva de lo simbólico, entendido como el significante ( frente a la prioridad que daba Cassirer al significado Lacan se lo dará al significante) y como orden. Althusser lo definirá muy bien: lo Simbólico es el Orden creado por la Ley de la Cultura. Lo simbólico adquiere a partir de aquí una solidez, una estructura. Será la que nos permite entrar en la sociedad a través de su interiorización. Básicamente a través de lenguaje y de la ley.
 Hay otro itinerario que partirá de una determinada lectura de Cassirer, de Jung y de Mircea Elíade que se llamará la hermenéutica simbólica. Partirá de que lo fundamental es el símbolo pero contraponiendo símbolo a palabra-concepto, ya que se considerará que este es muy limitado y reduccionista. El símbolo a través de la imagen es en cambio mucho más potente por su carácter analógico. Gilbert Durand será el principal representante. Pero me parece que es una tradición que se desmiente a sí misma porque están constantemente explicándose y teorizándose a través de conceptos.
 Aparece luego Cornelius Castoriadis con sus nociones centrales de imaginario radical e imaginario social. que representa la concepción de figuras/formas/imágenes de aquello que los sujetos llamamos “realidad”, sentido común o racionalidad en una sociedad. Esta “realidad” es construida, interpretada, leída por cada sujeto en un momento histórico social determinado
Capacidad de la psique de crear un flujo constante de representaciones, deseos y afectos. Es radical en tanto es fuente de creación. Esta noción se diferencia de toda idea de la imaginación como señuelo, engaño. Lo simbòlico es entonces un aspecto del imaginario social, el que hace relación a lo normativo.La institución es así una red simbólica, socialmente sancionada, en la que se combinan, en proporción y relación variables, un componente funcional y un componente imaginario. La institución se expresa y se encarna en la materialidad de la vida social y como imaginario instituyente. Está hecha de múltiples instituciones particulares que forman un todo coherente, una unidad total, que da  cohesión de una red casi infinita de significaciones que tienen una dirección de sentido para los diversos sujetos e instituciones que componen la sociedad. Esta red imaginaria es el magma que da unidad, cuerpo y orden a lo que parece fragmentado y caótico. Las significaciones no son necesariamente explícitas,  aunque dan lugar a las representaciones, afectos y acciones típicos de una sociedad. Son lo que forma a los individuos sociales y imposible explicar cómo emergen: son creación de las significaciones imaginarias sociales que deben encarnarse en las instituciones. No pueden ser explicadas por parámetros lógicos. Así dirá que las instituciones tienen una significación imaginaria, que es la radical, y también una significación lógica, que es la del concepto.
 Dicho todo esto intentaré concluir alguna manera de enfocar la cuestión que evite las ambigüedades teóricas, las confusiones lingüísticas y que nos permita entender mejor aquello de lo que hablamos.

jueves, 12 de noviembre de 2015

LO IMAGINARIO EN LA PRIMERA FORMULACIÓN LACANIANA




Escrito por Luis Roca Jusmet

 Cuando Jean-Paul Sartre publica en 1940 su estudio sobre el imaginario, Jacques Lacan va desarrollando desde 1936 sus propias elaboraciones sobre el tema.  Es interesante, por tanto, constatar que es un desarrollo teórico que es anterior al retorno a Freud, a la influencia de la teoría del signo lingüístico de Saussure y al estructuralismo de Levi-Strauss. Es anterior, por tanto, a la conferencia de los tres registros ( imaginario, simbòlico y real), que modificará el sentido inicial.
 Los materiales para hacerlo fueron varios. Por una parte la teoría de Henry Wallon sobre el estadio del espejo. El niño, decía, se reconoce en el espejo entre los seis y ocho meses y se en la imagen especular, que la da una conciencia de unidad corporal, ya que el cuerpo y el sistema nervioso no están maduros cuando busca una imagen que le da completud.. Para Lacan no se trata de una cuestión empírica sino de una operación psíquica. Es un mecanismo defensivo frente a la angustia de la fragmentación, es la primera pieza en la construcción del yo, es decir del narcisismo. Lo imaginario es la alienación esencial del ser humano, atrapado en una autoimagen. 
 Tenemos en segundo lugar la teoría del mimetismo animal que recoge Roger Callois. La identificación con una imagen es una especie de señuelo, un simulacro delante del otro, como el animal que se oculta 
  Finalmente el aprendizaje de Lacan sobre la dialéctica hegeliana del amo del esclavo a partir de los seminarios de Alexander Kojève. La relación del otro como relación de semejantes. Ves al otro como tú doble porque al reconocerte en el espejo tu yo es otra imagen. hay respecto al otro un complejo de intrusión. El yo tiene así una estructura paranoica.
 Lo que plantea Lacan es que la formación del yo es a base de toda una serie de imágenes, la primera de las cuales es la que vemos en el espejo. El yo es entonces un señuelo, una ocultación, un desconocimiento. El yo es engaño y autoengaño.El imaginario de Lacan tiene relación con lo ilusorio. Quedamos así capturados en el orden imaginario. El yo nos dará simple una falsa apariencia de una coherencia y completud que no tenemos. Es lo que llama el yo ideal, el que proyectamos en los otros.

viernes, 6 de noviembre de 2015

LO SIMBÓLICO


Escrito por Luis Roca Jusmet

 El fenomenólogo, historiador y  hermeneuta de las religiones Mircea Elíade, mantenía y celebraba, hace ya unas décadas, que estuviésemos asistiendo a un  auge del simbolismo. Uno de los factores que, según él, explicaban este acontecimiento era el descubrimiento del inconsciente, que supuestamente se manifiesta a través de imágenes, figuras y escenarios que no deben entenderse en sentido nominal sino simbólico. Otro elemento era el surgimiento del arte abstracto y del surrealismo, cuya significación sólo se podía descifrar en términos simbólicos. Un tercero eran las investigaciones antropológicas, que abrían un horizonte para el estudio de una mentalidad primitiva, que se descubría fundamentada en el mito y el símbolo. Finalmente el proceso se universalizaba al incluir en último lugar a la lingüística, la epistemología, y, sobre todo, a la filosofía. El hombre pasa a ser considerado como un animal simbólico, según la clásica definición de Cassirer, entendiendo así el símbolo como una donación humana de sentido, presente en todas las formas culturales (Mito, religión, lenguaje, arte, ciencia.). Elíade saludaba este auge como una buena nueva, ya que según sus palabras: “Uno no puede como menos que congratularse  ante estas investigaciones, emprendidas desde diferentes puntos de vista y que atañen a un tema tan importante en su propio campo de trabajo. Gracias a la solidaridad de todas las ciencias del hombre, todo descubrimiento importante realizado en un sector repercute sobre disciplinas  afines. Cuanto la psicología o la semántica pueda enseñarnos sobre la función del símbolo interesa, sin duda alguna, a la ciencia de las religiones. Porque, en el fondo, ¿ acaso la materia no es la misma?.
 Pero el caso es que, justamente, la materia no es la misma, y creerlo supone entrar en una confusión teórica importante, ya que detrás de esta moda del simbolismo hay una creciente ambigüedad conceptual que envuelve el término. La psicología profunda. de la que habla Mircea Elíade, por ejemplo, es la que defiende Carl G. Jung en su deriva pseuidoespiritualista del psicoanálisis. Si nos referimos estrictamente a la tradición psicoanalítica la palabra simbólico, utilizada como sustantivo, ya está presente en su texto fundacional ( La interpretación de los sueños) y se entiende por ello el conjunto de símbolos dotados de significación que pueden encontrarse en diversas producciones del inconsciente, que son un modo de representación indirecta y figurada de una idea, conflicto o deseo inconsciente. Toda formación sustitutiva, como el sueño y el síntoma, son simbólicos en la medida en que son contenidos manifiestos que expresan de manera distorsionada el contendido latente de estos fenómenos psíquicos. De esta manera lo que se simboliza es algo oculto que está reprimido, pero la relación entre el símbolo y lo simbolizado es algo contingente, una asociación psíquica que no tiene más sentido que el que se adquiere en el contexto de una biografía individual, totalmente aleatoria y singular. No hay simbolismos universales, como afirmaba Jung.
 La problemática que introduce en el marco del psicoanálisis esta cuestión, ya está presente en la interesante polémica que se desata entre Freud y Jung el año 1911 y que les llevará, un año más tarde, a una traumática y definitiva ruptura ; Freud concluye finalmente que lo que hace Jung es construir un nuevo sistema ético-religioso que no tendrá nada que ver con el psicoanálisis. Esta dualidad de perspectivas se ejemplifica en las diferencias entre Freud y Jung respecto a la interpretación de los sueños, ya que para el primero la imagen tiene un valor simbólico aleatorio que se explica por las cadenas asociativas del sujeto, mientras que, por el contrario, para el segundo hay unos arquetipos colectivos que se expresan en símbolos innatos y universales.  
  La misma concepción teórica de Cassirer sobre el símbolo es ambigua y en algunos aspectos contradictoria, ya que por una parte abre un horizonte amplio y profundo en el tratamiento de lo simbólico y por otra parte mezcla  de manera confusa cosas como el lenguaje y el folklore. En el primer aspecto lo simbólico se convierte en el orden constituyente del mundo humano, que certeramente contrapone al entorno animal, ya que el símbolo, en la medida en que hace presente lo ausente nos sitúa en una nueva dimensión que nos permite superar las coordenadas espacio-temporales del presente. Pero Cassirer, como ya he dicho antes, se equivoca al colocar en el mismo registro el lenguaje que  los otros productos culturales ( el mito, el folklore, la religión) y a partir de aquí abre paso a esta equívoca hermenéutica del sentido de Jung y de Elíade. Paul Ricoeur intentará salir de la ambigüedad introducida por Cassirer considerando su concepción del símbolo como excesivamente amplia y que éste no tiene que diferenciarse conceptualmente de un signo lingüístico: es símbolo es una expresión lingüística de doble sentido que requiere una hermenéutica, que es el trabajo de interpretación que posibilita descifrar los símbolos". Pero este doble sentido abre el camino de la analogía, de una arquitectura del sentido en la que hay dos planos en los que el símbolo muestra y oculta, paradójicamente, lo que no puede ser dicho de otra manera. El símbolo reclama entonces ser interpretado y aquí es donde la hermenéutica descubre sus raíces en la exégesis bíblica efectuada por el cristianismo a través del símbolo y de la alegoría. La hermenéutica cristiana  busca una restauración del sentido a partir de la interpretación  del símbolo  (frente a la hebrea, que sería una hermenéutica de la letra) para actualizar la Palabra Revelada.  Ricoeur también crítica a Freud por no haber sido capaz de ver que el lazo simbólico se edifica en el lenguaje y por no entender que el símbolo no puede considerarse nunca preverbal : la operación de simbolizar es única y exclusiva del ser parlante. ¿ Pero es consecuente Ricoeur con esta afirmación? En todo caso lo que acaba planteando es justamente aquello que Freud más quería evitar: la desviación jungiana, que consiste en un retorno a la metafísica y a la teología. No es de extrañar, ya que como confiesa Ricoeur la interpretación del símbolo tiene más que ver con la hermenéutica de inspiración religiosa que con el método científico.
 La consecuencia lógica del planteamiento hermenéutico de Jung-Elíade es la de reivindicar  el imaginario como  el  lenguaje de lo simbólico. Este planteamiento fructificará en La Escuela de Eranos, lugar paradigmático donde se reúnen  las personalidades más sobresalientes  de esta hermenéutica simbólica y cuyos líderes serán Mircea Eliade, Gilbert Durand  y Jung, que dará la siguiente definición de símbolo.“Es siempre una contextura de naturaleza complejísima, pues entran en su composición datos de todas las funciones psíquicas (...). Lo rico en presentimiento y grávido de significación del símbolo es tan elocuente para el pensar como para el sentir, y su peculiar virtud de imagen -cuando aparece informado en forma sensible - estimula tanto la percepción como la intuición. Es la mejor designación o fórmula posible para un estado de cosas relativamente desconocido, pero reconocido o reclamado como existente.”

lunes, 2 de noviembre de 2015

CORNELIUS CASTORIADIS : EL IMAGINARIO RADICAL





Escrito por Luis Roca Jusmet

Cornelius Castoriadis dice irónicamente que Freud reprime la palabra imaginario porque está dominado por el paradigma positivista, heredero de la metafísica realista tradicional aristotélica, que tiene como base la idea de identidad. Cornelius Castoriadis  construirá la que quizás sea la teoría más elaborada  sobre el imaginario, muy crítico con Sartre. Lo que plantea es radical: el imaginario, que él adjetiva como radical, es ni más ni menos que la matriz constituyente a partir de la cual percibimos, pensamos y actuamos, tanto a nivel individual como social. Lo simbólico (vinculado por Lacan al lenguaje y a la ley) será una sola de una de sus manifestaciones (al igual que la fantasía) mientras que la noción lacanina de lo real quedará eliminado de su apuesta teórica. La percepción será en cierta forma un efecto de este imaginario radical, ya que aparece como el que permite dar un sentido a lo visible y por tanto estructurarlo como tal. Hay así una configuración de la realidad externa a partir de un flujo de representaciones, ligados a afectos y deseos que es el que constituye justamente el imaginario.
 Castoriadis critica como error básica en la concepción del imaginario el considerarlo una representación. Re-presentar es hacer presente lo que estaba ausente y para Castoriadis este planteamiento se basa en lo que llama el paradigma identitario. Este paradigma parte de la equivocada concepción que la percepción lo es de una entidad independiente que es el mundo real. Esto e suna especie de fetichismo de la realidad. Fetichismo porque no entiende que la realidad es lo que nosotros configuramos como tal. Damos un significado a las cosas a partir de conceptos que de manera arbitraria reúnen y separan objetos. Y a estas clasificaciones convencionales les damos una existencia objetiva, como si fueran propiedades de lo real. Pero es desde los conceptos, creados por nosotros, como estructuramos los objetos percibidos a partir de unas determinadas ordenaciones lógicas. Es un proceso consustancial al lenguaje, que es un código de significaciones. 

viernes, 30 de octubre de 2015

LO IMAGINARIO




Escrito por Luis Roca Jusmet                                                                                                                                                   
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                
 Jean-Paul Sartre escribe el año 1940 L´imaginaire. Psicología fenomenológica de la imaginación. Es uno de los referentes de la importancia que empieza a darse al campo de lo imaginario.
 El libro contiene un análisis fenomenológico de la imagen mental a la que, en contra de la teoría de las facultades de los escolásticos y de la teoría asociacionista de los empiristas, le da un estatuto propio diferenciado del de la percepción. Sartre considera la imagen mental y la percepción como dos formas de conciencia  paralela, en la que la primera tiene como referencia los objetos mentales y la segunda los objetos físicos. Tanto la percepción como la imagen mental son formas reflexivas de la conciencia que al ser necesariamente intencionales tienen que ser conciencia de algo. La percepción lo es de los objetos físicos, que para el materialista Sartre constituyen en su conjunto el mundo en su totalidad. Pero la percepción lo es siempre de algo que aparece en un contexto, pero éste queda necesariamente excluido del acto perceptivo. La percepción como forma de conciencia de los objetos físicos siempre es trascendida por éstos, ya que existen independientemente de ella y por tanto la desbordan. Nunca pueden ser captados en la totalidad dinámica en la que están inscritos.  Los humanos tenemos la capacidad de recordar y de pensar a partir de lo percibido y desde esta capacidad, dice Sartre, elaborar una imagen mental. Diferencia también entre la imagen mental y el signo, al que considera una representación totalmente arbitraria diferente de un objeto mental. Aunque ambos lo son de objetos mentales (ideas). La imagen mental sería entonces la conciencia de estos objetos mentales. Al contrario que los objetos físicos pueden ser captados en su totalidad porque por su naturaleza son fijos: son representaciones mentales están siempre delimitadas de una manera precisa. Para Sartre hay que situar la imagen mental en el registro temporal que le corresponde, que es el del pasado, cuando es un recuerdo, o el  futuro, si es un proyecto. En ningún caso puede ser el presente, ya que entonces sustituiría a la percepción. En este caso adquiere lo que llama en sentido negativo una función irrealizante.
  La imagen mental hay que situarla entonces, continua Sartre, en el lugar que le corresponde. Su función precisa es la de ser la condición que posibilita el horizonte de la acción humana y la existencia de la libertad. Somos libres en la medida que podemos imaginar una realidad que es posible diferente siendo diferente de lo que percibimos. Sólo sobre esta base tenemos posibilidad de transformar la realidad. Para Sartre lo que hacemos al imaginar no es otra cosa que captar un objeto mental que representa situaciones irreales. En este sentido la percepción y el imaginario son complementarios en la medida que son manifestaciones conscientes del presente y de un posible futuro. Tenemos ya aquí una primera línea de trabajo que plantea una determinada concepción del imaginario como el análisis fenomenológico de la imagen mental. Aparece como algo independiente de la percepción y a la que se atribuye la función de  ampliar sus  límites  posibilitando así la libertad humana.

lunes, 12 de octubre de 2015

SEMINARIO DE FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS CURSO 2015-6



LA CASA DE LA PARAULA


Carrer Rosselló 154 08036, Barcelona
(entre Aribau i Muntaner)

932 116 921


El psicoanálisis es un invento moderno de la vieja Europa. La filosofía es un invento antiguo de los griegos, que ha sobrevivido a la época de la tecnociencia. A partir de Lacan se da un encuentro entre filosofía y psicoanálisis. Es un encuentro fallido, lleno de malentendidos y equívocos. No hay relación complementaria ni armónica entre ambas disciplinas. Pero esto le da fecundidad, hace la relación interesante.

El seminario está pensado a partir de una libre interpretación de las tres preguntas kantianas : ¿ Qué podemos saber ? ¿ qué debemos hacer ? ¿ qué podemos esperar ? Preguntas que remiten, como señaló el propio Kant, al enigma d ela condición humana. No he podido evitar hacer un cierto guiño a Oriente ( sin olvidar que es una invención moderna de Occidente)





EL SABER



  1. Lo visible y lo invisible. 22 de octubre de 2015
  2. Lo imaginario y lo simbólico. 19 de noviembre de 2015
  3. La verdad y el delirio. 17 de diciembre



EL HACER




    1. El placer y el dolor. 21 de enero de 2016
    2. El deseo y la ley. 17 de febrero de 2016
    3. La ética y la política. 17 de marzo de 2016









EL SER



    1. La realidad y lo real. 21 de abril de 2016
    2. La finitud y la muerte. 19 de mayo de 2016
    3. Lo lleno y lo vacío. 16 de junio de 2016





Exceptuando la primera sesión ( que es el cuarto jueves del mes) el resto será el tercer jueves de cada mes.





PRECIO DEL SEMINARIO



Completo Socios 90 euros No socios 100 euros

Trimestral Socios 35 euros No socios 40 euros

Sesión Socios 13 Euros No socios 15 euros





El curso será impartido por Luis Roca Jusmet, filósofo y escritor



http://luisroca13.blogspot.com.es/

 inscripcions: info@lacasadelaparaula.com (pagament in situ).


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