domingo, 14 de junio de 2015

FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS. UN ENCUENTRO FALLIDO

 


Escrito por Luis Roca Jusmet

 Freud no quiere saber nada con la filosofía. Participa coyunturalmente en los cursos de Franz Brentano y elogia a Fechner, que es un físico experimental pasado a la filosofía. Pero no quiere saber nada de la especulación filosófica. Le parece menos interesante que la religión o el mito. Todas son falsas, pero por lo menos la religión es la proyección de un deseo y el mito de una fantasía. Su proyecto es, inicialmente positivista. La ciencia como superadora del mito, de la religión, de la metafísica. Pero se encuentra con la imposibilidad de una psicología para neurólogos. No puede leer los fenómenos psíquicos en las conexiones neuronales. Aunque le psiquismo es producto del cuerpo en general y del cerebro más en particular no puede evitar teorizar un cierto dualismo. Existe una realidad psíquica autónoma, con una estructura y una lógica propias. Su metapsicología le hace superar los límites establecidos por el positivismo porque el objeto del psiocanálisis no es una realidad observable. Pero Freud mantiene la actitud positivista de ceñirse a los hechos, de contrastar, de no especular.
 Con Lacan se da el auténtico encuentro entre psicoanálisis y filosofía. Es un encuentro a través de lecturas ( heidegger), seminarios ( Koyré, Kojève), discusiones ( Merlau-Ponty). Lacan tiene una cierta pasión filosófica, aunque desprecie como Freud la filosofía académica. El encuentro es, desde luego fallido. No hay entre ambos una relación armónica, ni complementaria. es una realidad problemática. llena de malentendidos, tensiones y conflictos. Como entre un hombre y una mujer, no hay relación sexual. Pero este es el camino. En sentido inverso es el camino de Michel Foucault, que va de la filosofía al psicoanálisis.
Slavoj Žižek se equivoca porque a pesar de los pesares ( su carácter provocador, heterodoxo) lo que defiende es una escolástica. La escolástica de una filosofía lacaniana. Lo que hace Žižek es interiorizar los axiomas lacanianos para trabajarlos. Hay muchas cosas aprovechables de este filósofo esloveno en cuanto a este encuentro entre filosofía y psicoanálisis pero su planteamiento es dogmático y como tal no me parece genuinamente filosófico.

lunes, 8 de junio de 2015

FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS EN LA ÉPOCA DE LA TECNOCIENCIA

 


Escrito por Luis Roca Jusmet

 Voy a arriesgar una hipótesis sobre el tema. Consideremos que vivimos en la época de la tecnociencia. Esto quiere decir, para mí, en la Modernidad. La Modernidad es una época que aparece històricamente en Europa y que ha ido globalizando hasta el presente, principios del siglo XXI. Es la época de la Economía-Mundo capitalista y del Estado Moderno. Economía de Mercado centrada en la empresa y determinada por la lógica del aumento indefinido del beneficio. Que según los economistas clásicos se regularía a sí misma pero que su propia dinámica, que ha conducido al neoliberalismo, ha demostrado que no. Estado moderno que funciona al nivel del territorio delimitado por la nación. Con sus instituciones políticas y policiales que deben legislar para defender los derechos privados, fundamentalmente el de la propiedad.
 Culturalmente hemos caminado hacia una cultura-mundo en un mundo en el que, como ya apuntó Marx, todo lo sólido se desvanece.Todo lo que no cuestiona la mercantilización total y la lógica del beneficio es asumible por el sistema, incluso el declive y fin del patriarcado. Las relaciones de poder se van transformando sus dispositivos combinan los aspectos disciplinarios con del control, la acción sobre los cuerpos con la acción sobre las poblaciones, el gobierno directo con el indirecto sobre las conductas.
 Son cuatro apuntes  para entender el contexto en el que desarrollan los campos del saber. El saber que domina es el de la ciencia, entendida en los términos establecidos por Galileo y Newton. Descartes ocupa un lugar importante porque establece la diferencia entre la física, como modelo de la ciencia matemática, y la metafísica, que se ocupa de Dios y del alma. Poco a poco se van estableciendo otra ciencias ( química, biología) y la medicina como la tecnología básica sobre el cuerpo humano. Los objetos de la metafísica ( Dios y el alma) se van desvaneciendo. Comte teoriza el positivismo y plantea integrar el estudio de la sociedad en el proyecto científico, fundando la sociología.
 La filosofía se transforma en un saber problemático. Pero no en la medida en que problematiza la ideología, sino en la medida en que se problematiza a sí misma. Coexisten entonces una filosofía escolástica, académica que se resiste al dominio total del discurso científico y una filosofía crítica que quiere pensarse a sí misma en relación con la ciencia. Y, por supuesto, existe la tradición filosófica constituida por la filosofía antigua y por la filosofía moderna, que ha tenido un papel importante en la propia constitución de la Modernidad.
 En este contexto aparece el psicoanálisis, fundado por Freud. Y lo hace en un momento en que la psicología como ciencia se piensa en términos de neurofisiología. Nada que ver con el proceso de constitución de las ciencias sociales. Freud se dará cuenta que la psicología necesita un estatuto propio porque tiene un objeto propio que es el de la realidad psíquica. No es observable ni cuantificable ni experimentable. Sentará por tanto las bases de un saber que no sentará científico pero tampoco filosófico. Su método se irá estableciendo a partir de una teoría metapsicológica ( nada que ver con la metafísica) que se contrastará en la clínica, es decir, en la propia práctica de la terapia psicoanalítica.

sábado, 6 de junio de 2015

FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS ( 5) : TERRY EAGLETON

Luis Roca Jusmet





 Terry Eagleton  plantea en un libro ( Traducido como Los extrangeros. Por una ética de la solidaridad )desde la óptica de los tres registros lacanianos las principales problemáticas actuales de la ética y de su relación con la política. Como ya sabemos lo real para Lacan es lo que está más allá de lo imaginario y lo simbólico, es decir de lo que podemos representa o formular. Concluye además de forma bastante provocativa que la mejor opción surge de un encuentro entre la tradición socialista y la judeocristiana. La crítica más radical es a lo que Eagleon llama el postmodernismo despolitizado y a la repulsión de lo normativo en la moral ( o ética, que en el libro es sinónimo). Igualmente al rechazo a la lo bueno y a lo justo entendidos en una dimensión universal. 

 Terry Eagleon considera que la ética imaginaria es la que se basa en la sensibilidad ( como sobre todo la filosofía anglosajona del siglo XVII y XIX ; la ética simbólica basada en las normas universales ( Kant sería el paradigma) y la ética real de tipo trágico y absoluto ( como la de Levinas, Derrida, Badiou). Como para el mismo Lacan lo real es lo más importante y a lo que Eagleton dedica más tiempo ( quizás en algún momentos excesiva). Aquí hay una crítica muy interesante al elitismo que se desprende tanto de Kierkegaard como de Schopenhauer y de Nietzsche. Elitismo que atraviesa todas estas éticas que llama de lo real y que alcanzan a posturas izquierdistas como las de Alain Badiou. Es una lástima que no recoge aquí Eagleton las aportaciones de Jacques Rancière ( del que podría hablar porque forma parte de los pensadores franceses ex-althusserianos) en lo que éste llama "el nuevo odio a la democracia".Hay momentos especialmente brillantes como la comparación de los tres registros con los tres estadios de Kierkegaard ( el estético, el ético y el religioso) y constantes referencias a los clásicos de la literatura inglesa, especialmente a Shakespeare. La excelente mezcla de pensamiento propio, rigor y claridad hace que la lectura de Terry Eagleton sea, aunque no siempre fácil, un auténtico placer intelectual. El libro tiene elementos muy sugerentes, además, para una sociología de la filosofía.
 Los temas tratados están perfectamente centrados y tratados de forma crítica. El papel de los sentimientos y de la razón en la teoría ética ; la necesidad del aspecto normativo en un sistema moral ; el papel imprescindible de las instituciones en una política de raíces éticas ; el equilibrio entre lo singular y lo universal... Con matices pero cogiendo el toro por los cuernos Eagleton se posiciona sin ambigüedades pero sin dogmatismos dando un valioso material para el pensar propio del lector.
 Resulta impresionante la manera como Eagleton reivindica la tradición judeocristiana en tiempos tan difíciles para hacerlo y sobre la base de su núcleo duro, no de diluirlo en un humanismo blando donde todos los gatos son pardos. En este sentido podemos alinearlo con Alain Badiou en su reivindicación de San Pablo o con Žižek cuando nos explica que lo que podemos recuperar del legado cristian es su aspecto traumático. La reivindicación del amor es en este sentido fundamental, sobre todo en la contraposición al deseo. Aquí sí que critica certeramente toda la mitología levantado por los postestructuralistas franceses, empezando por Lacan. Lo que importa es el amor es que sólo desde él es de donde se puede generar una ética altruista y solidaria. Aquí Eagleton ataca otro prejuicio establecido por Lacan y sus seguidores en la idea, heredada de los moralistas franceses del siglo XVIII, de que el altruismo es una forma de egoísmo ( paralelamente a la concepción del amor como una forma de narcisismo). No es cierto, dice Eagleton con firmeza, ni una cosa ni la otra. El amor es desprendimiento, es salir de uno mismo para acoger al otro y el que encuentra satisfacción en lo que hace desde el amor recibe este sentimiento de manera secundaria, no como motivación. El altruismo es renunciar a lo que nos proporciona un placer para apoyar, para ayudar al otro, cuestión muy diferente del egoísta que sólo actúa en función de lo que le proporciona una satisfacción. Y resulta también muy válida la manera como Terry Eagleton elimina el falso dilema ( presente en Kant) entre egoísmo y altruismo. Amarás al prójimo como a tí mismo, decía Jesús, lo cual implica que el amor a uno mismo es tan importante como el amor a los otros. Hay aquí una concepción del cristianismo totalmente contrapuesta a la que presenta Nietzsche, ya que hay amor a la vida y negación del sufrimiento. Es en la concepción trágica y no en la cristiana donde hay una cierta apología del dolor. El dolor y el sacrificio para el cristianismo, dice Eagleton, no tienen ningún valor en sí mismos pero debemos aceptarlos cuando son inevitables. Es interesante también el planteamiento de la responsabilidad, que no puede ser ni infinita ni absoluta. La responsabilidad con los otros, dice Eagleton, es finita y limitada, no es con todo el mundo ( lo cual nos llevaría al absurdo de lo imposible) sino con la personas o personas concretas que en cada momento ocupan el lugar del prójimo. 

jueves, 4 de junio de 2015

FILOSOFIA Y PSICOANÄLISIS ( 4) : MICHEL FOUCAULT





  Escrito por Luis Roca Jusmet

 La relación de Michel Foucault con el psicoanálisis es, ciertamente, compleja. Esta complejidad pasa por la ambigüedad, a la que da lugar no su falta de claridad y precisión, sino su ambivalencia. Foucault experimenta hacia el psicoanálisis tendencias que podemos considerar opuestas. Pero no por ello hay que considerar que no hay una cierta incoherencia.
 Foucault se interesó en su juventud por la psicología. Su maestro Georges Canguilhem. médico y filósofo de la ciencia, era reacio a la consideración de la psicología como una ciencia, En esta época Foucault trabaja el tema de la locura, que empieza con su Enfermedad mental y psicología y concluye con su Historia de la locura en la época clásica.
 Foucault tendrá también la influencia de Althusser y respirará la moda del estructuralismo, al que también le conducirá otro de sus maestros, Georges  Duméziel.. En su libro Las palabras y las cosas se  inscribirá en la cruzada antihumanista de Althusser y Lacan. La lingüística ( Saussure), la etnología

 ( Levi-Strauss) y el psicoanálisis ( lacan) serán instrumentos útiles en esta "Muerte del hombre" que nauncia Foucualt. También Foucaul será receptivo al valor crítico de los llamados "maestros de la sospecha" ( Marx, Nietzsche y Freud)
  A principios de los 70 se publicará El Anti-Edipo , una crítica radical al psicoanálisis lacaniano de su amigo Gilles Deleuze y Félix Guattari, psiconanalista lacaniano convertido en su contrario. Foucaul hará el prólogo del libro, que titulará "Introducción a una forma de vida no fascista" pero evitará entrara directamente en ataques a Lacan. Foucault y Lacan se profesaban, desde la distancia, un respeto. Elisabeth Roudinesco, que escribió una interesante biografía sobre Lacan, comenta que éste saludó favorablemente la aparición de La historia de la locura de Foucault y que éste escrito le inspiró su texto Kant con Sade. También cita la presencia de Lacan en la conferencia de Foucault "¿ Qué es un autor?" sobre el discurso. Lacan escribiría después su teoría de los cuatro discursos. Foucault, por su parte, es posible que asistiera a alguno de los seminarios de Lacan. Pero seguramente Foucault fue influenciado por los escritos de Lacan, en el tema del sujeto y en el de la verdad. De hecho, en su último seminario Foucault dirá que los únicos contemporáneos que han tratado el tema del sujeto y la verdad, son Heidegger y Lacan. Aunque Foucault dirá que se sentirá más próximo al camino de Heidegger que al de Lacan, Heidegger será una inlfuencia compartida por ambos. 

martes, 2 de junio de 2015

FILOSOFIA Y PSICOANÁLISIS ( 2) : JACQUES LACAN, PAUL RICOUER

 
 Escrito por Luis Roca Jusmet

Si seguimos avanzando en el movimiento psicoanalítico posterior a Freud, constatamos que de forma inmediata no hay un interés claro del movimiento psicoanalista por la filosofía. Sí se habían interesado, aunque relativamente, algunos discípulos suyos como Otto Rank o los disidentes Adler o Jung, pero no lo harán, en cambio, los representantes de la tercera generación de psicoanalistas, ni siquiera los más brillantes ( Winnickok, Melaine Klein). Hemos de llegar a Jacques Lacan para toparnos con el encuentro fecundo entre filosofía y psicoanálisis. Lacan tiene una formación psiquiátrica, pero sus inquietudes adolescentes le habían llevado a lecturas apasionadas de filósofos ( como la de Spinoza o la de Nietzsche). Posteriormente participará en las reuniones parisinas, donde las mentes de jóvenes brillantes de la época, asistían a los seminarios de dos exiliados rusos, Kojève y Koyré. El primero les dará una concepción racionalista y crítica de la ciencia, que lo vacunará contra cualquier positivismo de forma o de fondo. El segundo le producirá una influencia, a partir de su lectura de Hegel, que nunca abandonará, que conservará superándola. Por otra parte, Lacan realizará una lectura apasionada y minuciosa de Heidegger, que le marcará sin lugar a dudas. En este sentido podemos hablar de condicionantes filosóficos en Lacan, no en el sentido de estar influido por la filosofía, sino por pensadores muy precisos que podemos considerar filósofos.  Lacan  conversará  con diferentes filósofos, la mayoría  muertos, en un diálogo crítico pero fecundo. Estos filósofos son Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Kierkegaard, Wittgenstein … Pero también lo hará en diálogos vivos, con contemporáneos próximos como Jean Hipollyte, Marcel Merlau-Ponty , Georges Bataille. Lacan es tan irónico y despectivo con la filosofía convencional ( zarandajas académicas dirá en algún momento)  como el propio Freud. La diferencia es que, mientras Freud mantiene una reserva ( incluso hacia los autores que le pueden despertar más interés, como Nietztsche – al que ni siquiera leerá- y Shopenhauer) Lacan sí entra directamente en el estudio, el diálogo y en la polémica con los filósofos de su época. 
 Si Lacan se define en algún momento como antifilósofo, esta afirmación, nos dice Alain Badiou, podemos entenderla en el mismo sentido que lo decían a veces Nietzsche o Wittgenstein, es decir, como una crítica a la filosofía establecida.  Lacan hace aportaciones originales que tienen un evidente interés filosófico. En primer lugar desde el punto de vista epistemológico, como su análisis de la verdad. También la idea del Gran Otro y la los tres registros tienen repercusiones en múltiples sentidos. Finalmente, por supuesto, su ética del deseo. Hay que considerar también que "El reverso del psicoanálisis" es, en algún sentido, un intento de hacer una ontología del presente, sobre todo a partir de sus toe´ria de los cuatro discursos.
Lacan va a tener una clara influencia sobre filósofos que serán a la vez psicoanalistas, como Octave Mannoni o Cornelius Castoriadis. 
 Tenemos por otra parte a Paul Ricoeur, católico y filósofo personalista y hermenéutico.  Ricoeur desarrollará una reflexión filosófica sobre el concepto de cultura en Freud que se convertirá en un clásico. Ricoeur tuvo, por otra parte, una relación personal e intelectual intensa con Lacan. Éste se lamentaba de que no reconociera la influencia que él mismo tuvo en el contenido del libro.  

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