jueves, 21 de enero de 2016

MICHEL FOUCAULT Y LA VERDAD




Escrito por Luis Roca Jusmet

 Parafraseando a Aristóteles podríamos decir que en Michel Foucault la verdad se dice de muchas maneras.El mismo M.F. comenta en una entrevista que la verdad es algo demasiado serio para entenderla de una sola manera.
  Primer sentido. La voluntad de saber en Occidente se manifiesta como voluntad de verdad. Esta voluntad de verdad. de origen griego, es inicialmente aletheia, voluntad de des-ocultar el Ser. posteriormente, a partir de Aristóteles, se transformará en la verdad sobre el ente. La verdad no es entonces lo que aparece sino aquello de lo hablamos. Es la verdad del objeto que es medible, calculable y manipulable. Es la verdad de la técnica. Hay en las diferentes épocas de la historia de occidente epistemes diferentes, que quiere decir distintas maneras de configurar los juegos o regímenes de verdad. La verdad es entonces una construcción histórica que es resultado de un conjunto de dispositivos de prácticas discursivas y no discursivas. El orden del discursos depende de los enunciados que funcionan en cada episteme. Esto quiere decir de las reglas que determinan si una determinada proposición puede ser considerada verdadera.Este planteamiento tiene influencias nietzscheanas y heideggerianas. 
 Una vez establecido lo anterior constatamos que en Occidente se constituye algo que llamamos ciencia, es decir un saber que puede demostrarse que es verdadero. Nosotros nos movemos dentro de esta epistemología y solamente a partir de ella podemos hacer una crítica a los regímenes de verdad. Aquí podemos ver la influencia de Bachelard y de Canguilhem. Por esto Foucault formula su método en términos paradójicos al afirmar que sus libros son a la ficciones y estudios empíricamente     contrastados. Hay unos juegos de verdad establecidos que marcan un régimen de verdad. Este régimen de verdad construye un determinado sujeto, cuya característica es la sujeción a unos dispositivos. También el sujeto se convierte en objeto de conocimiento a partir de las ciencias humanas.Los dispositivos son las prácticas discursivas y no discursivas que configuran una determinada sociedad. Por ejemplo podemos considerar que el régimen de verdad que existe hoy respecto a la psicopatología es de considerarlos trastornos de origen biológico. Desde aquí hay un dispositivo que consiste en el discurso del DSM y la práctica de la medicalización. 
 Hay un segundo sentido que sería la de una verdad crítico-política que nos libera de la sujeción a que nos someten los regímenes de verdad. La filosofía tiene una función crítica que es la de hacer una ontología del presente, que  lo que hace es explícitar estos juegos de verdad, problematizándolos y abriendo horizontes nuevos para pensar y actuar. En este sentido la filosofía plantea una verdad ontológico-política que consiste en decir : las cosas pueden ser pensadas de otra manera y los comportamientos pueden ser otros. En este sentido la verdad transforma al sujeto, le permite resistirse a la dominación y actuar de una manera más libre. Podemos transformar las cosas a partir de nuestra transformación.
 A finales de los años 70, en el curso que titula "El gobierno de los vivos" M.F. hablará del imperativo de decir la verdad a a partir de la confesión cristiana. Se trata de decir la verdad sobre uno mismo, sobre el propio deseo. El sujeto del enunciado, el que habla, es el Otro, es la Ley y a ella nos sometemos por obediencia y el yo es el sujeto del enunciado, el yo de la confesión.Se abre aquí un tercer sentido de la palabra verdad, el de la verdad sobre uno mismo y el imperativo de decirla.
 Pero entre 1980 y 1984 M. F. planteará la posibilidad de construir un sujeto ético. El sujeto no es entonces construido a partir de técnicas de dominación y normalización sino de prácticas de liberación. La verdad es entonces una verdad ética que se va construyendo a partir de ciertas prácticas ascéticas que nos van transformando. El sujeto ético es el sujeto de la enunciación en el sentido que este sujeto ético es una perspectiva a partir del que somos capaces de establecer nuestra verdad. La parrhesia, la franqueza de decir la verdad es entonces uno de estos ejercicios que nos permite ser veraces. Las referencias son el cinismo alejandrino y el estoicismo romano.

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