jueves, 17 de marzo de 2016

PIERRE HADOT : LA CONVERSIÓN FILOSÓFICA




Escrito por Luis Roca Jusmet



 Pierre Hadot, uno de los grandes conocedores contemporáneos de la filosofía antigua mantiene que hay que entender le proyecto filosófico que se inicia con Sócrates como una propuesta de vida. La filosofía no aparece como un discurso sino como una práctica. Práctica que engloba una serie de ejercicios que Hadot calificará, con todas las reservas pero a falta de una opción mejor, de espirituales. La filosofía aparece con la paradoja socrática del sabio que no sabe o del no sabio que sabe. Porque la sabiduría se entiende como un proceso aunque no cognitivo sino vital. Un proceso de transformación personal por el acceso a la verdad. Pero esta transformación no consiste, como plantea Foucault  en la construcción de una subjetividad, de una estética de la existencia. Por el contrario se trata de eliminar lo subjetivo, para acceder a la universalidad. ¿ Qué quiere decir ? Pues que hay lo que llama un yo trascendente que es el que nos vincula a la Humanidad y más en concreto al Cosmos, entendido en términos metafísicos. Hay por tanto en Hadot una
 espiritualidad que hace que justamente sea preciso en su caso el ´termino ejercicios espirituales, mientras que en el caso es más propio el de tecnologías del yo, ya que Foucualt no es espiritualista sino ontológicamente materialista.
La conversión es, para Pierre Hadot, la palabra que designa esta transformación de la personalidad por medio de la verdad. Dentro de la filosofía me parece que podemos distinguir tres vías para acceder a esta transformación. Por una parte la del neoplatonismo, que sería la vía filosófica, paralelamente a la mística, para acceder a esta experiencia unitiva. Esta conversión representa como una verdad que transforma nuestra vida y nos conduce a vivir de otra manera. La conversión estoica, por el contrario, nos lleva a vivir la vida cotidiana, el papel social que se nos ha asignado, de otra manera. Pero estas transformaciones pasan necesariamente por la escuela, por la pertenencia a una escuela la escuela, y dentro de ella el maestro, no nos preparan para ser obedientes sino para interiorizar unos principios que señala una forma de vida. Los ejercicios espirituales son las prácticas que permiten esta transformación interna. La tercera vía es más individualista y es la moderna. Es el camino de los seres singulares, que sin una escuela detrás, deben ir avanzando a esta conversión filosófica y a la transformación por la verdad, que siempre es de entrada una verdad cósmica, a la que acceden. Es la vía de Montaigne, Goethe, Nietzsche, Thoureau, Wittgenstein. Y la de él mismo, por supuesto. Es una vía necesariamente ecléctica.

1 comentario:

  1. Me temo mi querido tocayo, que corren tiempos difíciles para la filosofía y la conversión que hablas en esta magistral entrada. Mi vástago de 16 años, preguntado por con qué filosofo o filosofía (la estudia, está en 1º de bachiller)se identifica, no sabe, no contesta y no se separa del teléfono movil cual "walking dead" errante. Sin darse cuenta que el no seguir una filosofía de vida también es "filosofía".

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